Erick me contactó cuando aún le faltaba rematar el final texto dramático, faltaba corregirlo y trabajarlo dramatúrgicamente. Igual ya tenía fecha de estreno y un montón de ideas que debían caber en el icónico Teatro La Capilla. Mi multimedia iba a proyectarse sobre las paredes del teatro, que además, son negras.

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Teníamos poco menos de un mes para construirlo todo. Hicimos una primera lectura y propuesta de ensamblaje lumínico y de trazo espacial y comenzamos a imaginar el universo visual que iría detonando cada uno de los momentos de la narración. 90 minutos de video en colaboración con herramientas de Inteligencia Artificial.

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La historia del escritor que no puede escribir por un duelo no resuelto, me pareció muy atractiva, pero lo que motivó creativamente mi trabajo fue el ingrediente de la “medicina”.

 

Se trataba de una autoficción, donde Erick quería hablar de su encuentro con la Ayahuasca y las imágenes que quería construir en escena, eran los paisajes y visiones durante ceremonias sagradas que en la vida real le siguen ayudando a sanar. Entonces me di cuenta de que había sido convocada a la experiencia de creación de un teatro medicina.